¿Conoces la fascinante historia de las hermanas Carita, las emigrantes españolas que fundaron el templo francés de la belleza? Si eres esteticista, no puedes perderte este relato de cómo dos mujeres se convirtieron en referentes del sector, tanto por su talento profesional como por su espíritu emprendedor.
María y Rosy Carita nacieron en España, pero se trasladaron a Francia huyendo de la guerra civil. Allí, revolucionaron el mundo de la cosmética y los tratamientos en los años 40, con una forma innovadora y vanguardista de concebir la belleza. María era la hermana artista y creativa, y Rosy, la mujer de empresa. Juntas, formaron un equipo perfecto para crear una extraordinaria marca que lleva su nombre.
Las hermanas Carita fueron unas auténticas pioneras, no solo en lo profesional, sino también en lo personal. Lucharon por sus sueños desde su condición femenina, en una época en la que las mujeres tenían pocos derechos y libertades. Fueron capaces de dar origen a un imperio y a un modo de entender la belleza, que hoy, en el siglo XXI, sigue siendo un ejemplo a seguir.
Su
trayectoria comenzó en 1926, cuando María, con solo 13 años, debutó como
aprendiz de peluquería para ayudar económicamente a su familia. Desde entonces,
se prometió tener algún día, junto con su hermana, su propio salón. A los 18
años, abrió un centro en Toulouse, con el blanco como color principal y una
clara declaración de intenciones de elegancia. En 1938, se mudaron a una mejor
zona de la ciudad, donde su negocio fue todo un éxito.
En
1943, tras la muerte de su madre, las hermanas Carita dejaron todo para
instalarse en París, la capital de la moda y el glamour. Allí, empezaron a
trabajar con Gervais, el gran estilista del momento, con quien aprendieron a
observar, adquirir estilo y a tratar con exquisitez a la clientela. Pronto, se
hicieron un nombre en el ambiente parisino, y en 1945, abrieron su propio salón
en la prestigiosa Rue du Faubourg Saint-Honoré.
El
salón Carita se convirtió en el lugar de referencia para las mujeres más
elegantes y sofisticadas de la época, como Brigitte Bardot, Catherine Deneuve,
Grace Kelly o Audrey Hepburn. Allí, las hermanas Carita ofrecían un servicio
integral de belleza, que incluía peluquería, maquillaje, manicura, pedicura,
masajes y tratamientos faciales y corporales. Su filosofía se basaba en
resaltar la belleza natural de cada mujer, adaptándose a sus rasgos y
personalidad.
Las
hermanas Carita también fueron pioneras en crear sus propios productos
cosméticos, con fórmulas exclusivas y de alta calidad. Su línea de productos se
amplió con el tiempo, abarcando desde el cuidado del cabello hasta el
maquillaje, pasando por la perfumería y la higiene personal. Su producto
estrella fue el Fluide de Beauté 14, un aceite seco que hidrata y nutre la piel
y el cabello, y que sigue siendo un éxito de ventas.
Las hermanas Carita no se conformaron con triunfar en París, sino que expandieron su negocio por todo el mundo, abriendo salones en Nueva York, Londres, Roma, Tokio y otras ciudades. Su marca se convirtió en un símbolo de lujo, prestigio y elegancia, que sigue vigente hoy en día. Su legado es una fuente de inspiración para todas las esteticistas que quieren seguir sus pasos y aprender de su visión y su pasión por la belleza.
Rosa Diaz Tu Coach
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